viernes, 30 de diciembre de 2016

La soledad

Hablemos de soledad.

Según yo, la soledad es tomar tu barca y conducirla por lugares ignotos, hacia donde el viento te lleve. Sortear las olas y las tormentas para encontrar ese puerto seguro de paz y tranquilidad. Algunos no lo encuentran jamás porque viven en la incertidumbre y su corazón no halla el lugar dónde descansar.

Pero… ¿qué es la soledad, según el colectivo social? ¿Es estar solo o es sentirse solo? 

Existe la soledad por elección: escritores, filósofos, religiosos (ascetas o ermitaños). Para llegar a la máxima concentración y lograr la excelencia. A veces se extraña el bullicio, pero, igual que Cabral, llegas a amarla.

La soledad no elegida. Cuando la sociedad la impone o cuando la persona no se puede relacionar con los demás por otras razones.

La soledad impuesta. Este tipo de soledad es terrible: Prisioneros, enfermos mentales, enfermos contagiosos. Causa ansiedad, depresión y hasta alucinaciones.

Después de mucho análisis, en las lecturas de la filosofía kierkegaardiana (Soren Kierkegaar), es posible sintetizar algo sobre el tema: la angustia.


La conciencia del pecado es el aislamiento absoluto y el aislamiento absoluto conlleva a la angustia. Y la soledad, el no poder relacionarse con los demás, implica angustia y sufrimiento. Sin embargo, sólo en la soledad se conecta el alma con su YO interno y con Dios. 

Pero el aislamiento promueve el talento y el genio; sólo en la solead absoluta se adquiere la grandeza. El ser humano que busca la excelencia, debe obligarse a sí mismo al aislamiento porque de acuerdo con su naturaleza, no ha nacido para estar solo. 

La soledad ascética es un modo de acceso místico. La mayoría desdeñan las necesidades fisiológicas del individuo por considerarlas de orden inferior.


Karmen Martìnez


Karmen Martínez

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