El tiempo-espacio. Corre y se acumula con una velocidad desesperante. El ayer rápidamente se aleja; el hoy no dura y el mañana llega de una manera imprevista y veloz. No hay forma de detenerlo, de retenerlo, de hacerlo durar. Nosotros nos vamos, irremediablemente, tras él. Nos gustaría tener una ancla de donde asirnos pero es imposible. Entre más nos resistimos más lastimados resultamos, pues nos arrastra y nos impulsa con su fuerza devastadora.
¿A dónde vamos? ¿Qué lugares desconocidos vamos a encontrar en nuestra misteriosa travesía?
Con desconcierto.
Karmen Martínez
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