De humanos es cometer errores, pero es férrea mi voluntad y es imperioso mi deseo de ser feliz y seguir escalando, elevarme hasta el infinito y tocar las estrellas. Concebiré sueños grandiosos para ser dichosa, y levantaré el vuelo.
Tal vez mis adormecidas alas estén torpes, pero, aunque me desplome una y otra vez, maltrecho el espíritu y el corazón lastimado, me volveré a levantar, restituiré mis fuerzas y me daré tantas oportunidades como sean necesarias.
Surcaré el infinito y, al fin, seré tan libre como el viento... como las nubes... como el sol.
... Y alcanzaré el espacio sagrado en el que sólo Dios puede habitar.
Con mi amor.
Karmen Martìnez
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