lunes, 8 de agosto de 2016




Mobbing o acoso psicológico y sus consecuencias. (Quinta y última parte de esta investigación). Espero les haya servido para defenderse de sus psicópatas. Y cuídense mucho de los teléfonos regalados o aquellos que se sacan en una rifa.

Uso de la tecnología en el Mobbing
Ciberacoso o acoso cibernético: uso de información electrónica y medios de comunicación: correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea, mensajes de texto, teléfonos móviles, y websites difamatorios, para acosar, amenazar, avergonzar o intimidar a una persona. El ciberacoso es el hostigamiento a través de la red social de la víctima. NO ES UN SIMPLE CHISME O CRITICA OCACIONAL, sino una verdadera campaña organizada para destruir la credibilidad social o profesional de un tercero. Se lleva a cabo a espaldas de la víctima quien no tiene conocimiento del ataque, sólo percibe sus consecuencias: puertas que se cierran, miradas recelosas y frialdad por parte de interlocutores antes amistosos y vueltos esquivos de un momento a otro. Conversaciones tendenciosas referentes frente a ella quien no entiende. Acuerdo entre los psicópatas para hostigarla.

El hostigamiento se lleva a cabo grabando, recortando y “armando” conversaciones tendenciosas con el móvil (teléfono celular) o con cámaras escondidas; con lo que se sigue a la víctima a donde quiera que vaya, incluso a lugares estrictamente privados (recámara, sanitario, etc). El hostigador graba, clandestina o abiertamente videos y fotos o información de sus archivos privados para editarlas y convertirlas en material ofensivo y enviárselo a quienes se puedan sentir ofendidos por su causa para crearle enemigos y los divulga a través del Internet y por las redes sociales.

Su teléfono y sus cuentas electrónicas son infectadas con virus e intervenidas (jackeadas) para extraer información la cual es divulgada y difundida públicamente; se envían correos electrónicos tendenciosos a otras personas desde su propia cuenta. Estos imaginan que quien envía los insultos es la víctima y no el acosador del que ni siquiera saben que existe ya que jamás utiliza su propio nombre sino el de la víctima o el de otros. Captan imágenes íntimas de las personas en sus dormitorios, pues la cámara web se activaba sola a través del virus ejecutado”.

El hostigamiento que comienza con insinuaciones o insultos, burlas y poniendo en duda ante los demás la capacidad mental, profesional o académica, y otros actos que incomodan a la víctima. Puede ser de forma directa en sus cuentas, intimidando y humillando a la persona o de forma indirecta, difundiendo a través de los medios electrónicos chismes y rumores sobre su vida tanto pública como privada y sobre su capacidad profesional, creando grabaciones con la voz de la víctima, enviando mensajes, amenazas, ofensas o publicando escritos falsos o tergiversados para hacerlos llegar a terceras personas en su nombre, crearle enemigos y detractores y así, aislarla y excluirla de cualquier actividad que la beneficie; persiguiendo a los compañeros que aun la apoyan para inmiscuirlos en el acoso o para acosarlos, también, en caso de que no se involucren con él. De esa manera, con la víctima indefensa, aislada y enferma, la mayoría de las veces lejos de los demás o enemistada con ellos, se le facilitan los ataques y comienza a agredirla física y abiertamente, sin que nadie acuda en su ayuda.

A medida que aumenta la indefensión de la víctima, aumentan, los ataques contra ella para obligarla a huir o eliminarla. Dondequiera que se presente la víctima estará un grupo esperando para seguirla, enfocarla todos a un tiempo con cámaras o con el móvil, burlarse y reunir todo lo que se pueda sobre ella para comunicársela al jefe psicópata. Finalmente, se convierte en una cacería donde la víctima termina enferma o, en el peor de los casos, muerta.

Como la función del acosador es aterrorizar a la víctima, utiliza los mismos medios cibernéticos para abordarla; a través de las redes sociales se contacta con ella (obviamente, sin dar su verdadera identidad), esto es para hacerle saber del acoso, para hacerle preguntas sobre los datos que se le han extraído y hacerle saber que están siendo tergiversados y divulgados contra su voluntad o la información que ha recaudado sobre sus actividades, su domicilio, familia, etc. Insinuando que serán utilizadas contra ella.

Si se denuncia al hostigador, este niega los hechos y desvirtúa lo dicho por la víctima, exponiendo más mentiras y calumnias e intentando continuar con el desprestigio que ya ha difundido. Entre más asustada se muestra la víctima, más satisfecho se siente el acosador y entre más destacada cultural e intelectualmente es la víctima, le resulta más satisfactorio doblegarla y humillarla; ese es su mayor placer y su máxima recompensa; pues cree que está imponiendo su supremacía y degradando a la víctima, poniéndola por debajo de él.

El psicópata busca asestar el golpe final sin testigos (cuando es un solo acosador); sin que nadie se entere que él mismo ha llevado a la víctima a tomar tan graves decisiones.
Después de eliminarla, el acosador premia a su vez a los secuaces, ya sea, dándoles un puesto, a veces, el puesto que ocupaba la víctima; algún insignificante premio o, simplemente, una palmadita en la espalda (pues a los secuaces cualquier gesto de aprobación les sirve) y, luego, pasa a la siguiente víctima, pues, no acosa a una sola persona sino que toma el acoso para afianzar su ego, su poder y “supremacía” sobre las víctimas, sintiéndose más importante cada vez que obtiene resultados satisfactorios. La fórmula es, a mayor importancia de la víctima, mayor su satisfacción y aumento del ego del psicópata.

¿QUÉ HACER? Cuando se ha denunciado, se le ha hecho saber al acosador que se tomarán medidas y continúa adelante, se deberá hacer público el acoso y comenzar a publicar nombres y apellidos. Los psicópatas intentan mantener muy alto su nombre, recordemos que son narcisistas, así que su nombre unido al sustantivo hostigador y psicópata lo hará entrar en razón.


Karmen Martínez

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