No sé si alguna vez existió ese mundo
flotando a la deriva en las aguas del tiempo.
A menudo lo he visto con su bruma púrpura,
parpadeando en el abismo de algún sueño vago:
sus torres extrañas, insólitos ríos,
laberintos gigantes, luminosas cavernas,
y cielos enmarañados, como esos que tiemblan,
ansiosos, al presagio infernal de la noche.
Sus pantanos llegan a la costa desolada
donde se retuercen aves inmensas;
y en la cima ventosa
un pueblo antiguo yergue sus blancos campanarios
cuyos tañidos vespertinos aún oigo.
No sé qué tierra es ésa... no me atrevo
a indagar cuándo, ni por qué fui o iré hacia ella.
Mirage, H.P. Lovecraft
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