Mi hija
Mi pequeña es como el sol, tan bella como una rosa,
que me llena de ilusión cuando revolotea cual mariposa.
Rizados cabellos de oro y mejillas sonrosadas,
parece salir de pronto de un viejo cuento de hadas.
Es como un ángel travieso mi pequeño querubín,
con ese vaivén inquieto que parece no tener fin.
Y cuando habla, me embriaga con su vocecita de cristal
que a mi corazón refresca cual agua de un manantial.
Y cuando ya muy cansada de noche por fin se duerme,
mi alma se queda helada y se inflama solo al verle.
Sólo tiene cuatro años pero a veces me sorprende
por tener mente tan clara y ser tan inteligente.
A todos nos quiere engañar con su sonrisa amielada
para hacer sus travesuras y nadie le diga nada.
Pero si se le reprende y se le llama la atención
se desborda en su enojo cual volcán en erupción.
Si ella mira a su hermano estudiando su lección,
finge estar muy ocupada resolviendo una ecuación.
Como una hermosa perla que montada en broche de oro,
al reunirse con su hermano, forman preciado tesoro.
Es una muñequita, más linda que una princesa;
Así es esa señorita, mi pequeñita traviesa.
Karmen Martìnez
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