sábado, 30 de julio de 2016


Esto es parte de un nuevo libro que acabo de terminar.

Si hice esta investigación durante tres meses, trabajando varias horas al día, obvio, no es para esconderla. La pongo a disposición y en beneficio de las víctimas o de las posibles víctimas futuras. Aquí, de manera muy sintetizada, ofrezco lo que los psicólogos llaman la personalidad psicopática del acosador. Más adelante hablaré sobre la víctima.

Si tienes un psicópata en tu vida, corre (Iñaqui Piñuel).
El acosador es un depredador, un psicópata. Tiene la facultad de manipular emocionalmente a los demás. Es narcisista, intenta obtener la autoestima humillando, denigrando y despreciando a la víctima. Tiene Personalidad paranoide y psicopática, un alto grado de narcisismo, prepotencia y arrogancia; no presenta emociones, carece por completo de remordimientos, y sus únicos sentimientos son la ira, la venganza, la agresividad contra quienes depreda. Está motivado por la ambición.

Algunos psicópatas son directivos o coordinadores con puestos importantes y mantienen imágenes públicas excelentes. Escalan rápidamente en las organizaciones y crean clanes que les permiten perpetuarse en el poder; los psicólogos los consideran asesinos psíquicos en serie, pues no destruyen a una sola sino a varias víctimas a lo largo de su vida. Usan el "mobbing" como estrategia, instaurando un reinado de terror y no tienen forma rehabilitarse. Están motivados por la envidia. Detesta saber de alguien que es mejor que ellos y se prestan a destruir a quien quiera que lo supere en preparación, talento, inteligencia, etc. Atacan a víctimas inteligentes, ingenuas, valientes. Para robarles las características que ellos no tienen.

Dice Iñaqui Piñuel: “No importa lo lejos que la víctima haya sido expulsada, esta sigue siendo una amenaza para el hostigador, es necesario acabar con ella como sea”. Hace una comparación con Blanca Nieves donde la madrastra trastornada por la envidia la expulsa del palacio y la manda matar y, posteriormente, al saber que sigue viva la persigue hasta el bosque y la paraliza con la manzana envenenada, al igual que se paraliza con el hostigamiento repetitivo a la víctima. La persigue hasta otros trabajos y lugares para seguir hostigándola. Heinz Leymann, padre fundador y pionero de la investigación y divulgación del mobbing a escala mundial a afirma que el acoso psicológico constituye un verdadero asesinato silencioso y permite la impunidad a quien lo perpetra.

Los acosadores seleccionan a aquellos cuyas capacidades técnicas, talentos, etc., despiertan en ellos, debido a su complejo de inferioridad, celos y envidia. También seleccionan a quienes no han querido cooperar con algún acto de corrupción o por no poner su trabajo a la disposición y a la conveniencia del acosador. Elige como cómplices y subordinados a otros mucho más mediocres e igual de perversos que él; le gusta la corrupción, corromper y los corruptos, y entre sus colaboradores preferidos están el paranoico, el machista y el acosador sexual. Estos forman “la masa linchadora”. Cuando el acoso crece, se contagia, prácticamente, a todo el entorno que reacciona contra la víctima única. Esa unanimidad sólo prueba que ha habido una difusión de calumnias y desprestigio a través de las redes sociales y los medios de comunicación, usándolas por el grupo de hostigadores para sus fines de difamación.

El acosador es irresponsable, miente compulsivamente, es megalómano, como la madrastra de Blanca Nieves, puede estar trastornado por la envidia y el odio y necesita destruir a los demás para sentirse bien. El acoso puede ser causado por alguien de muy bajo estatus: un “chivato” o delator cualquiera o un criminal de “cuello blanco” y de alto rango: un jefe, un coordinador, un superior o por ambos en contubernio, donde el jefe se esconde detrás del inferior al que está utilizando.

Los directivos de altos rangos jerárquicos con actitud narcisista son más inquietantes y peligrosas que el psicópata común, ya que son gente fría, calculadora, con una imagen pública excelente, encantadora, accesible, elegante, que actúa de manera encubierta e hipócrita; y son muy eficaces a la hora de eliminar a los que estorban a sus intereses. Necesita humillar, subyugar, someter a su víctima. Cuando la víctima da muestras de que sabe que se le está acosando, para el acosador se vuelve peligrosa. Entonces, usa el terror para hacerla callar.

Karmen Martínez

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