miércoles, 2 de noviembre de 2016

Autoreclusión

El aislamiento o autoreclusión de los escritores, ¿A qué se debe?

Algunos escritores, pocos, se dedican a figurar en eventos sociales; otros, creen que la única forma de ser escritores es esconderse. Tal vez, no sea que se esconden sino que se someten a la soledad y al silencio. Inicialmente, comienza como algo esencial para la concentración, luego, se vuelve costumbre y al final, se adopta como forma de vida.

Emily Dickinson (1830-1886), poeta norteamericana se fue aislando poco a poco hasta terminar recluida en su habitación donde murió sin publicar sus poemas. Al final de su vida se vestía, siempre, de blanco.

“No era la Muerte, pues yo estaba de pie
y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
agitaban sus badajos a mediodía” (…)

Jerome David Salinger (1919-2010). Vivía recluido y “desapareció” de la vida social y se dice que la última foto que dejó data de 20 años antes de su muerte. Decía que: «los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida»

Hubo otros escritores famosos que no se sabía si aún estaban vivos o se sabía de su muerte tiempo después de que había sucedido. 

Marcel Proust. Cuando se dedicó exclusivamente a escribir, se recluyó en su cuarto, al que había aislado del ruido con corcho. Y Truman Capote escribía acostado, desde su cama.

Y se dice que Juan José Arreola, los últimos años de su vida, no podría salir de casa si no lo acompañaba su hija.

Karmen Martìnez

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