sábado, 5 de noviembre de 2016

Así habló Saratustra



Si yo soy amigo del mar y de todo cuanto es de especie marina, y cuando más amigo suyo soy es cuando, colérico, él me contradice: 

Si alguna vez mi júbilo gritó: «La costa ha desaparecido, - ahora ha caído mi última cadena.

- lo ilimitado ruge en torno a mí, allá lejos brillan para mí el espacio y el tiempo, ¡bien!, ¡adelante!, ¡viejo corazón!» 

Si yo nadé jugando en profundas lejanías de luz, y mi libertad alcanzó una sabiduría de pájaro: - 

- y así es como habla la sabiduría de pájaro: «¡Mira, no hay ni arriba ni abajo! ¡Lánzate de acá para allá, hacia adelante, hacia atrás, tú ligero! ¡Canta!, ¡no sigas hablando! - ¿Acaso todas las palabras no están hechas para los pesados? ¿No mienten, para quien es ligero, todas las palabras? Canta, ¡no sigas hablando!»

[…]

- Oh, ¿cómo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, - el anillo del retorno? Nunca encontré todavía la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a quien yo amo: ¡pues yo te amo, oh eternidad! ¡Pues yo te amo, oh eternidad!

¿Habéis aprendido mi canción? ¿Habéis adivinado lo que quiere decir?

¡Bien! ¡Adelante! Vosotros hombres superiores, ¡cantadme ahora, pues, mi canto de ronda! 

¡Cantadme ahora vosotros la canción cuyo título es Otra vez, cuyo sentido es «¡Por toda la eternidad!», cantadme vosotros, hombres superiores, el canto de ronda de Zaratustra! 

¡Oh hombre! ¡Presta atención! ¿Qué dice la profunda medianoche? 

«Yo dormía, dormía, - De un profundo soñar me he despertado:

- El mundo es profundo, Y más profundo de lo que el día ha pensado. 
Profundo es su dolor. 

- El placer - es aún más profundo que el sufrimiento: 
El dolor dice: ¡Pasa! Mas todo placer quiere eternidad -, 
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»

Friedrich Nietzsche

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