Angustia de la fugaz existencia.
Somos únicos en el universo. La esencia que nos constituye es irrepetible. En el infinito cada brizna de polvo cósmico o cada rayo de luz es diferente uno del otro y cada uno tiene su propio encanto. La humanidad, todo hombre desde su nacimiento, en su paso por el tiempo, jamás es igual de un segundo a otro ni de un año al otro. Cada momento, desde que nace hasta que muere, su cuerpo, su mente y su pensamiento, cambian paulatinamente. De nosotros depende que cada cambio sea más grande y mejor.
"Nuestro tiempo vuela deshojado como las hojas de los árboles en el otoño; igual que esas hojas desprendidas con dolor, de su tronco, al formar parte del ramillete de recuerdos del pasado se volverá fragmentos, después polvo y luego… nada".
El silencio de la alondra.
Karmen Martìnez
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