El triunfo de la esperanza

Tal vez

Tal vez mi amor no logre conmoverte

ni mi corazón ni mis penas alcanzarte

ni mis ojos renuncien a mirarte,

ni mis brazos se resignen a perderte.

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¡Quien fuera niño otra vez, para vivir en la ensoñación de un mundo futuro perfecto! 

¡Quien pudiera desarmar el mundo y reconstruirlo de nuevo, 

poniendo solamente las piezas excelentes y desechando lo dañado y lo perverso!

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Con lluvia en el alma y una ventana hacia el futuro; 

ansiosa de remontar el viento y surcar los mares: 

Mis mojadas alas me limitan y me aterrizan al intento,

atándome a la nostalgia, al temor y al tiempo sin tiempo.

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De humanos es cometer errores, pero es férrea mi voluntad y es imperioso mi deseo de ser feliz y seguir escalando, elevarme hasta el infinito y tocar las estrellas. Concebiré sueños grandiosos para ser dichosa, y levantaré el vuelo. 

Tal vez mis adormecidas alas estén torpes, pero, aunque me desplome una y otra vez, maltrecho el espíritu y el corazón lastimado, me volveré a levantar, restituiré mis fuerzas y me daré tantas oportunidades como sean necesarias. 

Surcaré el infinito y, al fin, seré tan libre como el viento... como las nubes... como el sol.

... Y alcanzaré el espacio sagrado en el que sólo Dios puede habitar.

Karmen Martìnez