Esto dice Nietzsche: “Considero un gran privilegio haber tenido el padre que tuve: los campesinos a los que predicaba (…) decían que un ángel habría de tener sin duda un aspecto similar (…) No he entendido jamás el arte de predisponer a los demás en contra mía –también esto lo debo a mi incomparable padre-” (…) si, a pesar de todo, se han cometido conmigo algunas infamias pequeñas y grandes, el principal motivo no fue la voluntad malvada, tendría que quejarme, más bien, de la buena voluntad…”
¡Qué personaje sinigual Nietzsche!
Mi padre también pensaba que las ofensas venían de la buena voluntad, nunca de la mala.
Karmen Martìnez
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