Pierre Lévy dice de la virtualización, que analiza el paso de lo posible a lo real y de lo real a lo actual. Explica lo virtual ejemplificando cómo la semilla adentro contiene a un gran árbol, no lo ves, sin embargo, el árbol existe. Sólo basta sembrar la semilla y cuidarla y aparecerá.
LA VIRTUALIZACIÓN de las PROYECCIONES está también en la telepresencia, por ejemplo: El teléfono, mi cuerpo tangible está aquí; mi cuerpo sonoro está desdoblado, aquí y allá. En la medicina es posible ver el cuerpo por dentro, sin abrirlo. Viajar a través de una vena y poder observar que sucede en su interior. EL HIPERCUERPO se explica como una interacción entre los cuerpos: vivos y vivos o vivos y muertos: el trasplante de órganos, las transfusiones de sangre, embriones, y etcétera. En las INTENSIFICACIONES nuestro cuerpo sale de sí mismo o “levita” se despega del suelo por medio del deporte: salto de altura, natación, paracaidismo o por medio de las drogas.
Y la escritura actual o el texto fluye, desterritorializado, a través de las redes hacia lectores y lugares virtuales. Roman Gubern dice que es el engaño a los sentidos donde la imitación supera al referente, como ver una foto o cuadro y que nos parezca más real que el paisaje donde fue tomada. Por ejemplo, veo y hablo a diario con amigos, sin embargo, a algunos, hace años que no los veo físicamente y a otros ni siquiera los conozco personalmente.
Es la forma en que nos perdemos en el ciberespacio como aquel pintor que, estando prisionero por un sultán, pintó un paisaje de su tierra natal tan perfecto, que se introdujo dentro del cuadro y se perdió, caminando por el sendero que lo conducía a su hogar. Ahora hasta podemos ver el fondo del mar, navegar por la superficie de la luna y viajar hacia las constelaciones.
Pero el ciberespacio le ha dado paso también al voyeurismo (voyerismo) o deseo de observar (espiar) furtivamente a los demás, haciendo posible atravesar paredes, pasear por una ciudad virtual, entrar en las casas o los edificios, asomarnos por las ventanas, ver lo que están haciendo sus habitantes, sea por medio de computadoras, teléfonos celulares, drones, y etcétera.
En una palabra, nada más viviendo como un ermitaño, solo y en mitad del monte, alejado del mundo, es posible ser libre y abstraerse del voyeurimo.
Karmen Martìnez
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