Mi corazón, pájaro herido
La hermosa tarde de encuentro grato marcamos la ruta de la incertidumbre.
Vidas hambrientas de amor y deseo: la sed, el dolor, el desvelo.
Difícil camino tan dulce y amargo, vertiginoso cauce de un río escarpado.
Noches estrelladas, suspiros, ensueños… ansiedad del alma, horas de silencio.
Ojos hermosos de color cambiante; fuertes, como hiedra se pegan a mi alma.
Todo lo iluminan… o todo lo destruyen con una mirada.
¿Qué hay en tu alma indecisa, sumergida en misterio y neblina, detrás de la aparente calma?
Los crepúsculos traen esperanza, la noche, oscura y tranquila, duerme las penas y las calla.
Te busco, llamando con la voz del viento; la hora del dolor me encuentra solitaria.
La triste y fría hora se anida en mi pecho.
¿Dónde estás tú? ¿Dónde? ¿Qué penas ahuyentas como a negros pájaros?
Ignoras el amor, evitas la ternura, te aferras al dolor; te ocultas en las trivialidades de la vida.
Quizá, ya mañana seremos distintos: el amor, la esperanza, la ilusión; para entonces, se habrán ido.
Tempestuoso corazón, alma nostálgica y solitaria, aleteando con dolor, como herido pájaro en la borrasca.
Karmen Martìnez
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